En fecha 12 de enero de 2017 se abrían las portadas de los principales diarios con la noticia de la detención en Vizcaya de cuatro personas, por lo que, se decía, era un duro golpe al “tráfico de armas” y al crimen organizado en una operación conocida como “Operación Portu”, desarrollada por la Brigada de Información de la Policía Nacional.

La información publicada en los medios de comunicación, prácticamente de manera homogénea, provenía directamente de las filtraciones y notas de prensa que la propia POLICÍA NACIONAL fue ofreciendo a los medios. En dicha nota se hablaba de “reactivación de miles de armas preparadas para el crimen organizado”; “taller clandestino”, “tenencia de ametralladoras para derribar aviones”, “útiles para la falsificación de documentos” y, de alguna manera, se vinculaba a los detenidos con atentados terroristas ocurridos en Europa por aquel tiempo, bajo la supuesta apariencia de una tienda de deportes en Getxo. La puesta en escena fue completada por la POLICÍA NACIONAL ofreciendo una rueda de prensa el 14 de marzo de 2017 y una exposición de las armas apiladas en un hangar de Basauri.

Lo que no advertía en dicha nota es que las armas habían sido adquiridas por el establecimiento al Ministerio de Defensa en situación de inutilización y perfecto control por parte de la Guardia Civil.

Dado que el epicentro de la investigación se centraba en el negocio de antigüedades militares sito en Getxo, y abierto al público bajo la denominación de “CANTÁBRICO MILITARIA” fueron los Juzgados de este pueblo los competentes para la investigación, y no la Audiencia Nacional, como sería de prever, pero esto fue así en cuanto se verificó que ni había vinculaciones internacionales, ni tráfico de armas.

Conclusión judicial

En fecha 31 de enero de 2022, el Juzgado de Instrucción nº 2 de Getxo dio por finalizada la investigación mediante el archivo definitivo del asunto, fundamentando que los hechos reprochados no constituyen infracción penal. Es decir, que ni siquiera ha sido necesaria la celebración de un juicio para dilucidar el asunto.

El resultado de la investigación ha concluido que el negocio está perfectamente controlado por la Guardia Civil, única competente en materia de control de armas y que cuenta con las autorizaciones necesarias para la tenencia y venta de armas inutilizadas, antiguas e históricas.

Tal es así, que, tras cinco años de escrutinio por parte de la Policía Nacional, tan sólo se presentaba duda sobre la situación de legalidad de 11 armas, de las cuales nueve eran antiguas, por ser anteriores a 1890; otra no era arma (resultó ser un lanzabengalas) y, la más moderna, un subfusil pseudo artesanal e histórico de la Guerra Civil, que estaba incompleto y no tenía capacidad de disparo. Tras las oportunas periciales que dejaron en entredicho la técnica policial, se concluyó que todas las armas estaban amparadas por los permisos con los que contaba el establecimiento y el procedimiento fue archivado.

Previamente, en marzo de 2021 ya había comenzado la devolución de las armas a su legítimo propietario por orden judicial, proceso que aún no ha terminado.

Según informan lo afectados, «el número de armas manipuladas o ilegales incautadas en esta operación es cero, e igual cifra es la resultante al contabilizar las piezas y repuestos para reactivar armas que afirmaba haber hallado la Policía»

Tampoco se encontraron “ametralladoras para derribar aviones”, “documentos falsos”, “útiles para falsificar” y “maquinaria para reactivar armas”. No había rastro de “espoletas de granadas” ni “un taller sofisticado y clandestino en la trastienda”.

No había rastro de “espoletas de granadas” ni “un taller sofisticado y clandestino en la trastienda”.

El único taller del establecimiento, visible desde la misma entrada al comercio forma parte de la zona de exposición y atención al público y ni siquiera tiene pared ni puerta. Ya en su día las descripciones que aparecían en los medios sorprendieron a todos los que alguna vez habían visitado la tienda.

2.890 euros fue la cantidad en efectivo incautada a la familia propietaria y Cantábrico Militaria, correspondiente a la caja del establecimiento.

Coste personal y patrimonial

En una nota remitida por la familia que regenta CANTABRICO MILITARIA han informado que «han sido cinco años de auténtica pesadilla para la familia que lo regenta tanto por el sometimiento de manera injusta a un procedimiento penal, prisión provisional incluida, como por la exposición pública por el deseo de autopromoción del grupo que dirigió la operación, el cual, dicho sea de paso, ya protagonizó un fiasco similar en la denominada “Operación Serkan”. Esto se ha traducido en un coste personal y patrimonial inmenso» han explicado.

CANTABRICO MILITARIA es, o más propiamente dicho, era, el referente nacional en cuanto a coleccionismo militar. El grueso de su clientela eran profesionales del sector, establecimientos dedicados al coleccionismo y productoras de cine y televisión, ya que cientos de artículos de Cantábrico han servido como atrezzo en multitud de producciones nacionales: “El Laberinto del Fauno”, “23 F”, “Fuego”, “Lasa y Zabala”, “Los Últimos de Filipinas” o “Gernika” son sólo algunos de los títulos donde participaron desde uniformes, cascos y gorras, accesorios, bayonetas, espadas y armas antiguas e inutilizadas procedentes de esta empresa.

Cantábrico cuenta también con clientes particulares, desde coleccionistas, nostálgicos de la “mili”, amantes de la historia o tiradores federados en armas antiguas y de avancarga.

Son considerados referentes nacionales por su experiencia y conocimientos, siendo habitualmente consultados por Museos, Entidades oficiales, peritos o agrupaciones históricas. También son mencionados en diversas publicaciones, incluso de ámbito internacional.