La torre y la fachada principal de la parroquia de San Ignacio ya muestra un aspecto impecable tras haber permanecido durante más de un año rodeado de andamios para reparar los desperfectos ocasionados en la piedra arenisca por su ubicación expuesta.

Todo parece indicar que esos efectos negativos fueron provocados por el aire marino y las altas concentraciones de salitre.

Una vez realizadas las correcciones necesarias, la parroquia de San Ignacio luce una rejuvenecida torre presidida por una Cruz también restaurada.