Una ciudadana y vecina de Algorta, I.I., es una víctima más de la tardanza en la concesión de licencias de obras del Ayuntamiento de Getxo. Aunque el concejal de Urbanismo, Iñaki Urquiza, informó recientemente que el tiempo medio actual se ha rebajado a 120 días al año, I.I. lleva 3 años sin obtener dicha licencia.

Debido al silencio administrativo decidió continuar adelante con la obra de sus trasteros y tras venderlos lamenta que «no puedo ni acudir a un notario ni escriturar por la falta de la licencia municipal»

Así pues, no puede percibir los 90.000 euros que permanecen retenidos.

Esta vecina lleva todos estos años intentando ser recibida por el arquitecto municipal Urko Balciscueta quien se niega a atenderla.  Recientemente, tras encontrarse con la propia alcaldesa de Getxo, Amaia Aguirre, durante un encuentro informal la primera edil le comunicó que Balciscueta no le iba a recibir. «La alcaldesa me dijo que lo llevo claro y que apostaba a que no me iba a recibir» ha explicado a este diario.

Durante estos tres años I.I. ha acudido al Ararteko y ha intervenido varias veces en el Pleno municipal del Ayuntamiento en el turno de preguntas de la ciudadanía. En este tiempo, además, se ha encontrado con otros expedientes de licencias tramitadas en tiempo récord por tratarse de familiares, amigos o próximos a las personas que conforman el Equipo municipal o del entorno del PNV del municipio. En algunos casos se han llegado a otorgar licencias sin cumplir la normativa vigente o sin la exigencia de documentación obligatoria para el resto de los mortales. «En 2019 una noticia publicada en un medio de gran difusión se decía que el área de Urbanismo de Getxo era un agujero negro, pero yo creo que más bien es una fosa séptica» ha declarado a esta redacción.

Según esta vecina hay ciertas zonas del municipio donde pese a estar prohibida la conversión de locales en vivienda para proteger al pequeño comercio algunos privilegiados han logrado la autorización de Urbanismo para dicha conversión «sin la más mínima pega».

«A pesar de que mi proyecto de obra cumple al milímetro toda normativa y la legislación vigente, comenzaron ya de primeras pidiéndome un proyecto visado por el colegio de arquitectos a lo que mi abogado entendió que eso suponía un abuso de poder» a lo que se negó, mediante escrito justificado de su abogado, a pagar dicho proyecto visado.

«A partir de ahí nos han hecho la cruz prolongando el asunto en el tiempo, echando para atrás todas nuestras alegaciones y negándose a recibirnos llegándose a enquistar el asunto de tal manera que me está haciendo perder salud» ha concluido.